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lunes, 6 de agosto de 2007

El Caribe nicaragüense

MÁS ALLÁ DE LAS DESCONFIANZAS,

LOS NUEVOS VALORES DE LA AUTONOMÍA

Aura Violeta Aldana Saraccini*



1. A MANERA DE PRELIMINAR

“… debemos pensar la autonomía como ese conjunto de prácticas

con que la gente se ha autogobernado desde siempre.”

Miguel González

Nuevamente, lectoras y lectores, este espacio se destina para la presentación de algunas consideraciones sobre vivencias de la Costa Caribe nicaragüense. La intención es hilar algunos de esos tejidos de múltiples causalidades y casualidades que con su dialéctica, desde hace diez y siete años hilvanan el régimen autonómico que fortalece la identidad de ese importante espacio geográfico y cultural de Nicaragua. Igual que en el primer número, en este segundo, el presente artículo proviene del análisis y comprensión de lo que directamente manifestaron personas que conviven ahí en la Costa y a quienes se les aplicó la técnica de la entrevista.

A) ¿Quiénes son las informantes

Berna y Sasha, se les llama cariñosamente a las dos informantes, conocidas por la responsable del presente artículo, durante el desarrollo del Curso de Postgrado “Institucionalización de la perspectiva de género”, impartido en UPOLI desde hace un año, bajo los auspicios del Programa Equidad Forum Syd.

Ambas son mujeres caribeñas que laboran en la Universidad de las Regiones Autónomas de la Costa Caribe de Nicaragua –URACCAN–. Y, ambas entregan sus conocimientos, habilidades y capacidades profesionales al desarrollo y crecimiento de un espacio importantísimo y fundamental, para la vida académica y de proyección social de esa casa de estudios superiores: el Centro de Estudios e Información de la Mujer Multiétnica –CEIMM–, adscrito a la universidad y cuya política, como lo refleja su nombre, está orientada a los estudios sobre las mujeres de las distintas culturas y condiciones sociales y económicas de la región, para incidir en su desarrollo como ciudadanas y su empoderamiento como mujeres.

El nombre completo de Berna, es Bernardina Dixon, quien ocupa el cargo de Directora del CEIMM. Se identifica así misma como una mujer creol y miskita. Porque, aunque no habla el idioma miskito, corre por sus venas la sangre de esta cultura ancestral nicaragüense. Pues toda su familia y su historia de vida está conformada con base en la identidad miskita. Por su parte, la costeña Sasha Marley, es una joven Antropóloga Social de 25 años, quien aparte de ser docente de la asignatura de Sociología, se desempeña como Coordinadora del CEIM en el recinto universitario que la URACCAN posee en Bilwi.

B) Desde la contextualizada intención

Bajo los sonidos peculiares de la nada discreta lluvia que caía sobre el techo del segundo piso del edificio H de UPOLI, al medio día de un viernes 29 de julio del año en curso, Berna y Sasha expusieron su particular visión sobre la Autonomía de la Costa. Sus respuestas, sencillas, llanas y sinceras no se manifestaron sólo con las palabras. También hablaron los gestos desde los ojos, las manos y todo el cuerpo henchidos de la identidad étnica, profesional y de género de estas dos intelectuales costeñas, preocupadas por aportar al desarrollo humano y sostenible de su tierra originaria.

Como era el último día de clases presénciales del quinto módulo del curso ya citado, luego de dar y recibir fraternas y calurosas despedidas, quien esto escribe se dirigió al CIELAC. Resaltaba en la superficie del personal escritorio, el número 282 de la Revista Envío editada por la UCA, que acababan de enviar. Y, por esas casualidades que tienen su causa en otro fenómeno, pero que inciden a veces de manera determinante en lo que menos se espera, en el índice destacaba el sugestivo título “En la Costa hemos demostrado que sabemos vivir la autonomía”. Una trascripción de las optimistas reflexiones que Miguel González, docente de la URACCAN, comparte con el equipo de Envío. Y, que son producto de la investigación que realiza, para el Doctorado en Ciencias Políticas. Así que, como “caída del cielo” (tal reza un dicho popular) estaba ahí la idónea fuente de información, para sustentar teóricamente las expresiones de Berna y Sasha.

Es obvio, por las informantes, el contenido del tema y la fuente escrita consultada, que el oficio interpretativo no está alejado de las muy pero muy terrestres búsquedas de la emancipación. Por eso, no se pretende reescribir, sino interpretar el pensamiento de dos mujeres intelectuales costeñas, con base en la voz autorizada de un intelectual también costeño, cuyas expresiones tienen el sello de la correspondencia entre teoría e identidad étnica y cultural. Es ésta, entonces, una interpretación personal de quien escribe con el auxilio de algunas concepciones teóricas. Pero el fundamento de su contenido está en las expresiones de las informantes.

Muy breve será lo que aquí se expresa. El espacio destinado al escrito no permite decir mucho. Baste algunas reflexiones, para incentivar ese sentimiento consciente de la necesidad de que en el Pacífico se comprenda con justeza lo que es la Costa Caribe Nicaragüense, con toda su riqueza, diversidad y calidad humana invaluable. Al fin que estos espacios del CIELAC son precisamente, para contribuir desde reflexiones humanistas y humanas al desarrollo de la identidad latinoamericana, que inevitablemente pasa por la más reducida identidad nicaragüense, que como verán más adelante es una identidad multiétnica y multi cultural.

2. LOS NUEVOS VALORES DE LA AUTONOMÍA

2.1 Autonomía es identidad

Desde la visión de Berna, la Autonomía es el mejor espacio que han encontrado las costeñas y los costeños para vincularse con el resto de Nicaragua, pero desde particularidades que les pertenecen y los identifican, tanto cultural como históricamente. Es decir, desde su propia identidad. Y, como agregado a esta importante concepción, Sasha explica que la Autonomía es como lo fundamental, para la vida de mujeres y hombres. Porque les permite ser ellas y ellos en su esencialidad y potencialidad humanas.

La autonomía –insiste Sasha– es el mejor espacio en que podemos reconocer nuestra diversidad como sujetos autónomos y de derechos. Reconocernos dentro de este país que llamamos Nicaragua, como hijas e hijos –igual que las y los que viven en el Pacífico de una misma nación; pero en el marco del respeto a nuestros derechos colectivos; del derecho a la promoción de nuestra propia identidad cultural, de la existencia de nuestras propias organizaciones. Desde el reconocimiento de nuestros pueblos indígenas y comunidades étnicas“.

En coincidencia Berna reafirma “Nosotras y nosotros sin autonomía no podemos hacer nada que nos dignifique en el ejercicio de nuestra ciudadanía”. Y con la tranquila seguridad que da la clara convicción de lo que se es y se quiere ser como persona, vuelve a repetir “es el espacio fundamental que nos permite el reconocimiento de nuestra identidad, como nicaragüenses…”. Sin embargo, aseguran ambas, que el mantenimiento y desarrollo de ese proceso les ha costado mucho, porque aún hay concepciones que desde la discriminación de poderes ajenos, impiden que el ejercicio de la autonomía sea real y permanente; libre y sistemático; productivo en sostenibilidad y reproductivo en valores que enaltezcan y hagan crecer la identidad de mujeres y hombres del Caribe en igualdad de derechos con respecto a cualquier otro ser humano, indistintamente de sus particularidades étnicas.

2.2 La autonomía es un ejercicio de siempre

A propósito, de esta dificultad que presenta el reconocimiento de la Autonomía del Caribe a la que Berna y Sasha aluden, Miguel González proporciona una explicación fundamentada en la manera equivocada de entender la historia. Dice el intelectual costeño que, Nicaragua se caracteriza por contar con dos desarrollos multiétnicos paralelos: el de la Sociedad Caribeña y el de la Sociedad del Pacífico. Y que esa incomprensión es lo que impide entender la importancia del régimen de autonomía en la Costa Caribe. Pues lo usual es concebir el desarrollo del Pacífico, desde una orientación, que percibe y piensa a esta parte de la sociedad nicaragüense, como monoétnica, mestiza y jerárquicamente superior a la sociedad costeña. “Esta historia paralela –sostiene González ha originado desconfianzas mutuas…”.

Respalda su explicación, revelando el rechazo que desde la Costa Caribe se manifestó siempre, para el Estado. Porque éste jamás dejó de ser visto como una expresión de dominio y de discriminación. Esta situación es, precisamente, la que subyace en las expresiones de autodeterminación, que en los dos últimos siglos de la historia caribeña de Nicaragua, vanguardizó o impulsó el pueblo mískito, con el apoyo de otros grupos étnicos (los creoles en el Sur y en una dimensión considerable, los sumus-mayangnas, los ramas y los garífunas). Y, para que se perciba cómo se ignora todo este proceso de lucha por la preservación de la identidad, expresa conmovedoramente: “Aunque de estas expresiones de afirmación política no quede constancia en nuestra historia nacional, en la Costa se recuerdan en la memoria colectiva como muestras de descontento ante un estado opresor y distante”.

2.3 Autonomía es necesidad de diálogo interno

La autonomía no fue inventada por las leyes del Estado. Siempre la vida en autonomía ha caracterizado a la Costa. Dice el intelectual González. Y, coincide con las dos intelectuales mujeres, cuando sus apreciaciones reflejan que ha hecho falta el diálogo entre ambos espacios culturales. Es decir entre autoridades del Pacífico y autoridades que representan a la ciudadanía costeña. Pero, más que ese diálogo con los elementos externos, el desarrollo de la Autonomía demanda un diálogo cuyos interlocutores sean las y los mismos costeños. Un conocimiento mutuo que conduzca conscientemente al desarrollo de la confianza en sí mismos (as) y un orgullo de su identidad. Pero sobre la base de la reflexión, el estudio de la historia.

Pueden ilustrarse estas coincidencias citando aquí lo que Berna, por ejemplo, expresa: “… la ley de Autonomía, aunque es una fortaleza para nosotras y nosotros, aún tiene debilidades. No posee en sí toda la capacidad para poder funcionar como una Región Autónoma reconocida”. Y, a Sasha, cuando se le pregunta si existe dentro de las y los habitantes de la Costa algún rechazo, para la Ley de Autonomía. Inmediatamente contesta, “No. En ningún momento. Eso sería retroceder en algo que siempre se ha tenido. Tanto personas jóvenes como adultas, de todas las comunidades reconocen que la autonomía es el espacio que permite identificarnos dentro de eso que llamamos Estado de Nicaragua”… Y, luego de cavilar, para profundizar en el contenido de su respuesta, agrega “Sin embargo, hay otras cosas que debemos trabajar a nivel interno… como el de la representación de las distintas comunidades étnicas y pueblos indígenas; cómo queremos vernos dentro de esa autonomía. Si lo concebimos como un proyecto que nos permite unirnos dentro de toda esa diversidad que encontramos en la región. Pienso que eso debemos trabajarlo más”.

2.4 La Universidad es producto de la Autonomía

Si se toma como criterio de verdad que la Autonomía es un proceso de siempre en la vida de la Costa Caribe, indudablemente habrá que entender que las políticas que reflejan la esencia del quehacer universitario, que les dan su identidad, giran en torno a la Autonomía de la Costa Caribe. Por tanto, no son estos centros de estudio los que han creado la autonomía. Por el contrario la Autonomía viene a ser como el espacio que permitió su existencia y les prodiga su identidad muy particular y propia.

“Las universidades son producto de la autonomía. De ese proceso de lucha que hemos venido librando”, dice Sasha con sencillez, pero muy segura. Y Berna, por su parte, también con la seguridad que proporciona la convicción, expresa “Creo que la autonomía va más allá de la universidad. O sea, el papel de la universidad es preparar los recursos humanos, para dirigir eficientemente esa autonomía. Porque, las personas están ahí, la Autonomía está ahí, cuando ésta empezó la universidad no había empezado todavía. Entonces, el trabajo de la universidad viene a fortalecer el trabajo, toda la estructura de la autonomía”.

Las Universidades son representativas de todo lo que se ha logrado y lo que falta aún lograr con respecto al ejercicio de la Autonomía. Son como el testimonio de que la Autonomía es un legítimo derecho que cuando se logra ejercer, quienes lo logran demuestran, dan testimonio de todas sus capacidades y sus potencialidades como personas con inteligencia. Personas con las mismas aptitudes y posibilidades de desarrollo que cualquier otro ser humano de cualquier rincón de la Tierra. Siempre y cuando las condiciones sean propicias y no se les haga víctimas de la discriminación y la injusta explotación. Siempre y cuando se les permita empoderarse, para ir hasta donde puede ir cualquiera que tiene el poder de decidir, de crear, de aprender y desaprender, para crecer como ser humano en función de su comunidad.

Reiteramos con el teórico González que “las universidades son espacios importantísimos y hay ya bastante acceso a ellas aunque aún debe ampliarse más”. Así, también con la seguridad que da lo que se aprendió desde la experiencia vivida cotidianamente, va explicando con ejemplos concretos todos los programas que, por ejemplo la URACCAN, implementa en aras del desarrollo en las cuatro subregiones: Nueva Guinea, Bluefields, Las Minas, Río Coco, Bilwi.

Y, sería tema, para otro escrito, detallar todo lo que la Universidad está realizando tanto a nivel de pregrado, como de postgrado y a nivel comunitario. Sin descuidar, dentro de los problemas propiamente del desarrollo humano integral, el sentidísimo tema del VIH/SIDA y el no menos importante tema de la droga. Cuyo impacto es alarmante, para la vida cotidiana de la Costa.

2.5 Autonomía es autogestión

La Autonomía permite tener la capacidad de administrar los recursos de la región, definir su propio sistema de educación, de salud, etc. puede extraerse de lo que expresa Berna. Reafirmando su aseveración cuando dice que sin la conquista real. O mejor dicho el reconocimiento real de la Autonomía, van a seguir llegando las decisiones desde Managua, desde el gobierno central, van a seguir sacando los recursos naturales que les dan vida y sostenibilidad, para que el Pacífico usufructúe las ganancias diezmando las riquezas que la pródiga naturaleza otorga desde tiempos inmemoriales.

La existencia de la Universidad en esta región nicaragüense, ha demostrado que desarrollando académicos con pensamiento crítico se desarrollan seres humanos que jamás se sienten el centro de todo el proceso. Pero, si que entienden que deben unirse a todos los sectores, aportando sus conocimientos en función del bien común. Es el aprendizaje y la práctica de esa unidad en la diversidad, ese respeto a las diferencias, esa tolerancia, etc. de que tanto se habla en las actuales teorías de la “postmodernidad”, pero que las políticas neoliberales vuelven eufemismos de un discurso que jamás se concreta en la práctica.

3. A MANERA DE EPÍLOGO

Más allá de desconfianzas” se dice en el título de esta reflexión. Aludiendo, precisamente a los prejuicios y preconceptos que subyacen en las relaciones entre seres humanos de ambas culturas –la del Pacífico y la del Caribe–. Pero se le agrega “Los nuevos valores de la Autonomía”, para recalcar, tercamente, que cualquier prejuicio se vence (aunque el proceso se vea lento a veces) con el reconocimiento consciente y científico, crítico y humano, del “otro” y la “otra”.

Las expresiones de las dos mujeres entrevistadas y los conceptos cosultados del varón, ambos costeños y trabajadores de la misma universidad, hicieron posible dejar constancia en este breve escrito, fundamentalmente que: la Autonomía es un proceso de siempre y no un regalo del Pacífico para el Caribe.



* Docente-Investigadora de la Maestría Social Cualitativa de laUPOLI.

Tomado de Paideia Latina del CIELAC

cielac@upoli.edu.ni