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miércoles, 12 de marzo de 2008

El conflicto de Colombia: Una respuesta militar a un problema político



Guillermo Gómez Santibáñez

END - 20:32 - 11/03/2008


Los vientos belicosos han vuelto a sonar en América Latina, las frágiles democracias simuladas de nuestros pueblos, que aspiran a ir más allá de un simple sistema político, siguen en la cuerda floja, y asfixiada por intereses que deslegitiman procesos de democratización política emergentes y alternativos. En este complejo panorama político y asimétrica situación socioeconómica en que se encuentra América Latina, el cientista político argentino, Atilio Borón, cuenta, en un relato imaginario, el diálogo sostenido entre el gran padre fundador de la ciencia política, Aristóteles, y los maestros de la política contemporánea de América Latina, que preguntan al estagirita por la esencia de la democracia. En un vuelo imaginario, el analista dice que el pensador griego diría lo siguiente: “No olviden que tal como lo escribí en la Política, la democracia --con un cierto tono de reproche-- es el gobierno de los más, de las grandes mayorías, en beneficios de los pobres, que en todas las sociedades conocidas no por casualidad sino por razones estructurales, siempre son mayoría. Así era en mi tiempo y aunque abrigaba la esperanza de que tal cosa pudiera ser superada con el paso de los siglos, veo con mucha desilusión que lo que parecía ser una desgracia del mundo griego reaparece, con rasgos aún más acusados y escandalosos, en la sociedad actual, llegando a extremos jamás vistos en mi época”.

Nuestras sociedades se han habituado a vivir confundiendo la esencia con la apariencia; sobre todo cuando se cree que la democracia es el simple ejercicio del sufragio universal, y el imperio del derecho, y cuando el trabajo humano, la tierra y los bienes de la naturaleza son simples mercancías.

Hoy, cuando tanto en Oriente como Occidente, el clamor urgente es el diálogo, el entendimiento y la paz; en América Latina, Álvaro Uribe desestabiliza la región con los juegos de guerra, en la “lógica preventiva”, según la doctrina de Bush. Pareciera ser que ha aprendido muy bien las tácticas militares de la “guerra infinita” para resolver conflictos que pueden tener solución diplomática. Uribe, haciendo alarde de superioridad, con cierto aire de arrogancia, da cuenta de la incursión militar de sus tropas en territorio ecuatoriano.

La presencia de tropas de las FARC en territorio ecuatoriano, venezolano o brasileño no es una novedad, en otras ocasiones lo hicieron, por razones de protección y abastecimiento, sin el conocimiento o consentimiento de los respectivos gobiernos. La pregunta que surge ahora es ¿cuál es la particularidad de este hecho sangriento? ¿Qué fines persigue el gobierno de Uribe? No hubo una contienda, fue una ejecución de guerrilleros, los soldados estaban dormidos, en pijamas, los lideraba Raúl Reyes, el hombre más importante y hábil en las negociaciones de la liberación de rehenes que había logrado importantes diálogos con Francia y Chávez. Los helicópteros y aviones del Ejército Colombiano tenían las coordenadas y se apostaron a diez kilómetros al este del blanco; la hora fijada para el ataque estaba prevista para las doce de la noche. Los helicópteros tenían instrucciones para descargar cohetes y soldados de elite junto con contratistas norteamericanos para rematar a los guerrilleros caídos, mientras un Coronel norteamericano, experto en informática, debía preparar en las computadoras encontradas la información necesaria para implicar al presidente Correa y a Chávez como aliados de la guerrilla. Se encontraron claras evidencias de un ataque sorpresa con intensiones de abortar negociaciones políticas y liberación de rehenes. Las razones que alude Uribe para justificar el ataque bajo el supuesto que perseguía una columna de las FARC en fuga hacia territorio ecuatoriano son poco creíbles.

Estos hechos revelan el desaciertos en las táctica políticas para resolver los conflictos internos de algunos gobiernos del continente y la triste realidad de que el objetivo último es defender los intereses que no son de la propia soberanía nacional, sino de la estrategia geopolítica que conviene al gobierno norteamericano. Aquí cabe recordar la canción de desamor de Julio Iglesia: “tropecé de nuevo y con la misma piedra” y la consecuente realidad de los gobiernos que no han definido los términos de su autonomía para mantener sus relaciones bilaterales con los Estados Unidos y tomar decisiones propias en materia de política exterior. Estados Unidos siempre ha estado involucrado en los asuntos internos de América Latina y su política hacia el continente ha sido gravitante en términos de manipulación para sus intereses. En el pasado alentó a dictaduras oligárquicas, como a Batista en Cuba, los Somoza en Nicaragua, Trujillo en República Dominicana, asesoraron y dieron apoyo logístico a los militares que dieron golpes a gobiernos constitucionales como el de Salvador Allende, en Chile, João Goulart, en Brasil, y en Argentina al de Isabelita Perón. Sustentaron dictaduras corruptas como la del General Strossner en Paraguay. Apoyaron a Fujimori cuando a mediados de diciembre de 1996 dio el feroz golpe que culminó con la muerte de 14 emerretistas que ocuparon la embajada japonesa en Lima tomando a más de setenta rehenes. Fujimori lucía orgulloso y mostraba su obra maestra al mundo; la mejor cara del terrorismo de Estado en todo su esplendor.

El asalto sangriento al territorio ecuatoriano por parte del Ejército Colombiano es un flagrante atropello a la soberanía de un país vecino y rompe brutalmente con toda la formalidad del derecho internacional, violando de la forma más irrespetuosa los acuerdos bilaterales colombo-ecuatoriano. Pero este riesgo, Uribe lo calculó y estaba conciente del alto costo político y de su repercusión internacional. Había que resolver militarmente y de forma inmediata un asunto que políticamente lo estaba poniendo en un papel secundario. Raúl Reyes al mando obedecía a un ejercicio de negociación de rehenes y una salida pacífica a un conflicto que tiene larga data en la convulsionada Colombia. La imagen internacional de Reyes, como un revolucionario, hábil negociador, dedicado a buscar una mesa de diálogo para resolver el complejo problema del intercambio humanitario y una salida política a Colombia, mantenía al gobierno de Uribe en una posición muy incómoda y desventajosa. La acción bélica del Ejército Colombiano deja en evidencia que la vida humana y los posibles espacios de diálogo para una salida política del conflicto armado no interesan a Uribe, pesando más su mano dura y su preocupación por lograr reformas a la Constitución Política, un tercer mandato y revertir en las elecciones presidenciales próximas la derrota electoral que obtuvo en las principales ciudades de Colombia.

La Política es un arte y en política todo es posible, siempre se juega a ganador, es la lucha por el poder, pero cuando la política está desprovista de toda base ética, no busca el bien común y el fin justifica los medios; las decisiones y acciones políticas se vuelven draconianas, maquiavélicas, perversas y corruptas. El poder se corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente.

*El autor es Director del Centro de Estudios Latinoamericanos y Caribeños de la Upoli.

miércoles, 5 de marzo de 2008

La recesión va


LA CRISIS DEL CAPITALISMO NEOLIBERAL

Guillermo Gómez Santibáñez

Un sombrío panorama se cierne sobre las economías del mundo. Las voces que circulan ya, como reguero de pólvora, en torno al proceso de recesión que empieza a experimentar Estados Unidos y los efectos colaterales en los principales países que controlan la economía mundial, nos advierten que la situación es crítica y con un pronóstico desalentador. Esto indica que el estado de salud de la economía del mundo, comienza a atravesar por un periodo de cuidados intensivos y puede concluir en un colapso sistémico, con trágicas consecuencias, sobretodo para los países de la periferia del capitalismo.

Esta reflexión no tiene como fondo, la idea de hacer un esbozo de carácter técnico del funcionamiento de la economía mundial, sino recoger los criterios e indicadores que hoy es posible obtener de los principales centro financieros económicos del capitalismo, y que nos entregan la información necesaria, respecto de los manejos y acontecimientos económicos y financieros en los Estados Unidos y otras áreas geográficas, ligadas a la caída de las bolsas de valores y otros fenómenos económicos de interés para todos los países del orbe.

Veamos alguno de estos malestares:

Según expertos en economía y finanzas, señalan que los antecedentes de esta crisis se ligan a la caída de las principales bolsas de valores y que los primeros responsables de la desestabilización económica mundial, son los problemas derivados de la denominada burbuja inmobiliriaria; que ha hecho crisis en Estados Unidos, junto con la llamada hipoteca basura, de alto riesgo para la economía del país. Este panorama mantiene muy alarmado a un altísimo número de ciudadanos norteamericanos, en riesgo de perder sus viviendas. Por otro lado; los ciudadanos estadounidenses son consumidores obsesivos y esta grave situación los afectará directamente en sus créditos de consumo, al disminuir de manera drástica sus ahorros y aumentar sus deudas. Por ejemplo, indicadores del Citigroup Inc., el imperio bancario de los servicios financieros, con sede en Nueva York, reportan pérdidas crediticias con un índice de 4.100 millones de dólares, atribuidos mayormente al incumplimiento del pago de consumidores, lo que obviamente repercutirá en el poder adquisitivo de los norteamericanos. Sobre este análisis, sin embargo, no existe consenso entre los diferentes analista de los mercados mundiales, puesto que se levantan tesis que sostienen que las causas de esta recesión económica tiene raíces más profundas todavía.

El sistema global del planeta ha arrastrado su economía a una especie de integrismo del mercado; una hegemonía del capital que ha creado las condiciones para una guerra a muerte por el control de los mercados y los recursos naturales de las regiones más ricas en biodiversidad.

Un manejo anárquico de la economía mundial y cuyos responsables serían los países que conforman el denominado eje anglosajón, israelí, Japón y la Unión Europea, que con sociedades opulentas y obsesionadamente consumistas, provocan el encarecimiento de los precios de los productos de primera necesidad y el incremento de la tasa inflacionaria de los países, que sujetos a los vaivenes de las especulaciones que desarrollan los grandes capitales, repiten la vieja historia de: “aquí vale el oro y no la vida” o “el pez más grandes se traga a los más pequeños”. Este problema nos hace plantearnos la pregunta alarmante; si la caída estrepitosa de las bolsas de valores: ¿es un problema temporal y de rápida solución?, ¿o estamos frente a un ocaso económico de la economía neoliberal de proporciones mundiales? ¿Será esto un signo evidente, de un modelo económico neoliberal que comienza a dar señales de desgaste por sus desaciertos en sus mediadas económica, o una crisis provocada y que a la larga siempre protegerá y beneficiará al 20% más rico del mundo?

La venta generalizada de acciones en las diferentes bolsas de comercio del mundo, comienza a circular buscando el mejor pecio, y las familias más ricas del orbe anuncian sus ventas de activos tomando precaución, comprando oro, plata y francos suizos. Todo esto despierta una enorme expectación por saber cómo se desarrollarán los acontecimientos; lo cierto es que el asunto tiene muy preocupados a los principales países capitalistas y los grandes centros del mercado mundial, están en un estado de desesperación.

Los efectos de esta crisis económica, son colaterales en las economías nacionales y de un fuerte impacto, principalmente en los países emergentes del tercer mundo, cuyas economías son vulnerables, asimétricas, y dependientes de los donantes y cooperaciones extranjeras. La repercusión de este fenómeno tiene incidencia directa en las condiciones de vida de las personas, en su poder adquisitivo y en las economías de las familias. La espiral inflacionaria que se experimenta es a escala mundial. Alemania y Estados Unidos, no habían alcanzado niveles inflacionarios tan elevados en sus últimos veinticinco años, y China, el gigante asiático; con un ritmo constante de crecimiento de su PIB, se mantiene en estado de alerta frente a los posibles efectos inflacionarios provocados por los especuladores del mercado internacional.

Nicaragua es un país con una economía frágil y dependiente, y una vulnerabilidad política y social que hace más complicado el panorama nacional. La crisis recesiva galopante que empieza a sentirse en Estados Unidos, afecta directamente a los nicaragüenses y esto, por las relaciones comerciales que existe con dicho país, y por otro lado, por el alto ingreso de divisas, que por concepto de remesas familiares entran a la economía nacional. Esto indica lógicamente, que tanto Nicaragua, como el resto de los países que conforman la periferia del capitalismo, deberán pagar el costo más alto de la recesión que vive el país del norte. Las medidas económicas, que el actual gobierno del presidente Ortega debe adoptar para amortiguar el impacto de esta crisis, no se dejan esperar, y para evaluar este impacto en la región, es que los emisarios del FMI, encabezados por Luís Cubedu, se encuentran en una ronda de conversación en Nicaragua, abordando los puntos neurálgicos y más vulnerables de la economía nacional, entre los que se encuentra el comportamiento de la tasa inflacionaria del periodo 2008 en relación al 2007, que experimentó el nivel más alto, 16.88%, de los últimos diez años en Nicaragua.

Lo que vendría a empeorar aún más la situación de alerta roja, en los países en que impera la economía ultra-neoliberal, es la caída progresiva del valor del dólar en los mercados internacionales. Esto, inevitablemente incidirá en una mayor inflación en Nicaragua, que tiene como moneda sustituta el dólar, y los precios de los productos y servicios, están indexados a este circulante. Por otra parte, no podemos desconocer que habrá también una considerable incidencia en una disminución de la actividad manufacturera, con un inevitable aumento de la tasa de desempleo, y que según algunas fuentes del Ministerio del Trabajo (Julio del 2005), está en un 8%, aunque otros lo estiman entre un 11% y hasta un 38% en una tasa combinada entre el nivel de desempleo y el nivel de sub.-empleo. Nicaragua no sólo soporta pacientemente sus desastres políticos, también los desastres naturales, como terremotos y huracanes, ¿cómo hemos de enfrentar ahora el anunciado huracán económico mundial, que dará sus coletazos en las frágiles economías de los nicaragüenses? Hemos de confiar, que los expertos economistas del país y asesores del gobierno, sepan manejar hábil y responsablemente este fenómeno económico, tomando las medidas y haciendo los ajustes que favorezcan más la economía nacional, que los intereses extranjeros.

* El autor es Director del Centro de Estudios Latinoamericanos y Caribeños de la UPOLI