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sábado, 18 de diciembre de 2010

Interculturalidad y Educación

Interculturalidad y educación: reflexiones a partir de experiencias de los pueblos indígenas del norte de Nicaragua

*[1]Ana Cristina Solís Medrano

“No necesitamos hacer educación para los indígenas, sino educación desde los indígenas”

Fernando Sarango[2]

A propósito del primer Simposio Internacional sobre Interculturalidad y Educación Superior[3] realizado en la UNAN-Managua, que tuvo como objetivo propiciar un espacio de intercambio y reflexión entre participantes, y que sentará las bases para apropiarse y asumir compromisos que generen el desarrollo de acciones concretas desde las instituciones involucradas sobre las temáticas del multiculturalismo, interculturalidad y temas afines en distintos contextos sociales y políticos de nuestra realidad; quiero, a partir de este evento, acercarme a reflexionar sobre la necesidad e importancia de generar políticas educativas con inclusión multicultural en nuestro país.

Desde la consideración de algunas experiencias de los pueblos indígenas del norte de Nicaragua, propongo como objetivo central de este ensayo comprender la situación, que en materia de educación intercultural existe y se aplica para los pueblos indígenas del norte de Nicaragua, en el marco de una convivencia en la cultura de paz.

Panorama general de los pueblos indígenas del norte de Nicaragua

Históricamente, Nicaragua ha experimentado una serie de transformaciones intensas a nivel político, económico, social y cultural que han determinado las coyunturas actuales. Pero además, se ve influenciado por el desarrollo de acontecimientos regionales y mundiales que alteran los procesos históricos internos. Manifestados a través de la imposición del capital, que dicta las pautas de consumo económico, político, ideológico, cultural, etc. que propicia las condiciones de vulnerabilidad y exclusión a los grupos mayoritarios, como el campesinado, pueblos indígenas, mujeres, entre otros.

Desde la Constitución Política de la República de Nicaragua se reconoce el carácter multicultural, multiétnico y multilingüe del país. Para el caso de los pueblos indígenas, se retoma la definición legal de comunidad indígena que resalta la estructura étnica del parentesco (Decreto Ley, 6 de agosto de 1918) que señala “La comunidad indígena se componen de todos los vecinos del pueblo, descendientes fijos y habitantes de la ciudad antigua de su origen” (Sánchez; 2002: 6). En el Título 1, Principios Fundamentales, Capítulo Único, Arto. 5 dice: “El Estado reconoce la existencia de los pueblos indígenas que gozan de los derechos, deberes y garantías consignados en la Constitución, y en especial los de mantener y desarrollar su identidad y cultura, tener sus propias formas de organización social y administrar sus asuntos locales; así como mantener las formas comunales de propiedad de sus tierras, el goce, uso y disfrute de los mismos” (Constitución Política de la República de Nicaragua; 2003: 3).

En términos socio-demográficos, los pueblos indígenas están ubicados en todo el territorio nacional, teniendo mayor representatividad en temas interculturales las regiones autónomas de la RAAS y RAAN[4] por su tratamiento legislativo. Puesto que a partir de la promulgación de la Constitución Política en 1987 se establecieron derechos a los pueblos indígenas de la Costa Caribe en cuanto al uso de sus lenguas, costumbres, propiedad comunal y autogobierno, materializándose con la Ley Nº 28, Estatuto de Autonomía de las Regiones de la Costa Atlántica de Nicaragua. La reforma del 1995 reconoce la existencia de los pueblos indígenas en todo el territorio, quedando consignado que todos los pueblos tienen el derecho de mantener y desarrollar su identidad y cultura, sus formas de organización social y comunitaria de las tierras, administración de sus recursos, goce y disfrute de acuerdo con la legislación.

Los hallazgos del último censo realizado en el 2005 señala que el 15% de la población total se auto identifica con un determinado pueblo indígena o comunidad étnica, de los cuales 333 mil pertenecen a los 22 pueblos indígenas de las Regiones del Pacífico, Centro y Norte del país[5] (Téllez; 2009: 39). El mapa de pobreza muestra que las zonas rurales y de la Costa Caribe la pobreza se presenta con mayor severidad, incrementándose las desigualdades en torno al nivel de educación, acceso a la salud y servicios básicos, a tierras.

Los pueblos del norte de Nicaragua se auto identifican como descendientes de los Chorotegas. Están ubicados en los departamentos de Madriz y Nueva Segovia, específicamente los pueblos de Mozonte, Totogalpa, Telpaneca, San Lucas y San José de Cusmapa. La historia demuestra el padecimiento de las políticas de exclusión y discriminación que los distintos Estados han dado a los pueblos indígenas. Lo que se refleja en los bajos índices de desarrollo humano, en las demandas de reivindicación del derecho a las tierras, territorio, reconocimientos de sus instituciones sociales, culturales, políticas y económicas y al manejo y disfrute de sus recursos naturales. Sus luchas se han caracterizado bajo la lógica, con base histórica en la preexistencia de los pueblos indígenas sobre la construcción del Estado-Nación, desde sus origines a partir de la colonización hasta el avance en materia legislativa.

Este es el panorama general en que se encuentran los pueblos indígenas, desde una posición de actores activos ante las políticas invisibilizadoras y sus constantes luchas por su reconocimiento en todas las esferas y a todos los niveles. Y como menciona García Canclini (2006: 53) “Los indígenas no son diferentes sólo por su condición étnica, sino también porque la reestructuración neoliberal de los mercados agrava su desigualdad y exclusión”.

La interculturalidad y su relación con la educación

En Nicaragua el tema de la interculturalidad y su relación con la educación formal en todos los niveles ha estado al margen de la inclusión de la cosmovisión, cultura e identidad de los pueblos indígenas. El modelo que ha predominado es el hegemónico, donde el grupo que tiene mayores recursos es el que impone su voluntad sobre las minorías invisibilizadas a través de su formación en la escuela. Por tal razón, es necesario reflexionar, debatir y aunar esfuerzos que en materia de políticas de educación intercultural se desarrollen y se ejecuten en nuestro país y llenar los vacios existentes que garanticen el buen vivir, vivir bien y el vivir con dignidad de los pueblos.

Para entender la interculturalidad bebemos de retomar la perspectiva antropológica sobre algunas categorías como la cultura, diversidad y la interculturalidad en su relación con el ámbito educativo. Desde la cultura nacional los grupos dominantes reflejan una serie de rasgos y elementos culturales que nos dan referencia de la cultura impuesta y aceptada en ámbitos políticos, económicos y en lo educativo.

La categoría de cultura ha tenido una evolución a lo largo del desarrollo de la antropología, siendo la propuesta de Tylor (1958: 1) la pionera, en la que describe los elementos que componen la cultura. Por su parte Kroeber (1932) estableció la relación entre cultura y sociedad. El aporte de Malinowsky radica en entender la cultura como un proceso y producto de la construcción humana y Geertz (1973) aborda la cultura como un sistema cargado de símbolos y significados que los seres humanos aprendemos, producimos y reproducimos en nuestras relaciones sociales. En este sentido se adquiere la visión que la cultura está formado por un conjunto de ideas, símbolos y comportamientos integrados en un entramado de significados compartidos, significado que obtienen su connotación del contexto social y que orientan el comportamiento humano (Vergara, et. al; 2008: 99).

Por otro lado, la diversidad es una categoría relacionada con el tema de la interculturalidad. El reconocimiento de la diversidad cultural conlleva a la aceptación de la configuración multicultural de la sociedad, que en términos de propuesta busca al reconocimiento de la existencia de la otredad en la esfera cultural garantiza el principio de una transformación inclusiva, justa e igualitaria. Esta inclusión deberá ser efectiva en todos los niveles, especialmente en las relaciones de poder, en el acceso a oportunidades y recursos económicos, así como en el respeto a los saberes e historia de los pueblos originarios en un contexto amplio de las relaciones sociales.

Muchas han sido las consideraciones en que se perciben sobre la interculturalidad, al respecto McLean Herrera (2009: 17) menciona como la “búsqueda de relaciones dialógicas a lo interno y externo de nuestras sociedades invariablemente asimétrica; también como un paradigma de convivencia armónica. O más recientemente, como una esperanza de futuro o como compartir poder”. Ciertamente, es pertinente distinguir la interculturalidad de descriptiva y la interculturalidad normativa; la primera está referida a las relaciones entre las culturas. Como parte de una realidad dinámica y compleja, que se produce a través de los procesos de aculturación, de mestizaje o hibridación cultural. Y la interculturalidad normativa se refiere a la necesidad de corregir las relaciones asimétricas entre las culturas.

De tal manera, que la interculturalidad representa un proyecto societal alternativo que propicie la equidad en las relaciones entre las culturas, en cualquier contexto de nuestra realidad y bajo la lógica del diálogo constructivo y aprendizaje mutuo. Esto también nos lleva a pensar en la necesidad de construir una cultura de paz, lo que a su vez conlleva a un proceso social. Que como menciona Arríen (2007: 10) esta recomposición supone un proceso que lleve a los seres humanos a identificar y vivir un núcleo básico de valores compartidos por todas las culturas. Esos valores constituirán las nociones claves del lenguaje de paz, de una convivencia entre individuos sociales, comunidades y naciones, basadas en la comprensión recíproca, en el diálogo y la cooperación y en la solución no violenta de los conflictos.

¿Cómo se experimenta la educación intercultural entre los pueblos indígenas del norte de Nicaragua?

La realidad demuestra que en materia de educación intercultural los pueblos indígenas han estado al margen de implementar, difundir y educar desde su propia historia y características culturales e identitarias. De tal manera, que la experiencia en materia de la educación intercultural ha sido escasa.

La población indígena chorotega tiene una fuerte identidad étnica arraigada desde sus ancestros, existe una auto identificación de sus miembros a lo interno y externo del grupo al que se pertenece, el cual se consolida a través de sus estructuras socio-culturales que cohesionan a la población tales como: la lucha histórica por la defensa de la tierra, extensión del territorio indígena con sus demarcaciones y mojones, existencia de Títulos Reales, los consejos de ancianos o monexicos, las familias, sus ritos y costumbres, la relación con la naturaleza, expresiones de la cultura material y espiritual, etc. que dan sentido a su cotidianidad y que persisten como un continuum ante la resistencia del fenómeno de la globalización.

La educación que se recibe en las comunidades indígenas chorotegas es la misma para todo el territorio, dictada desde el Ministerio de Educación Cultura y Deporte. Con excepción de ciertas especificaciones, que en materia de interculturalidad, pudieran tener las regiones autónomas de nuestro país. Al respecto Alta Hooker (2009: 23) menciona: nosotros tenemos buenas leyes para los pueblos indígenas y negros y para pueblos de diferentes culturas, pero a pesar que hay buenas leyes ésas están dirigidas a la Costa Caribe y excluyen a los pueblos indígenas del Pacífico que andan peleando por sus derechos. Esto demuestra la realidad, la falta de inclusión de todos los pueblos indígenas con presencia en nuestro país, y del tratamiento que desde las políticas y programas educativos se efectúan, a pesar de los esfuerzos que se han realizado en tratar de incorporar el tema de la interculturalidad como asignatura en el currículum de primaria y secundaria en el país. Hasta la fecha el tema de la diversidad cultural es reconocido como un subsistema.

Constantemente, los pueblos indígenas chorotegas del norte de Nicaragua enfrentan no sólo problemas económicos, políticos y sociales, sino también defienden la lucha por la defensa de sus derechos sobre el acceso y uso de la tierra, pero también se ha incrementado la necesidad de defender sus derechos a la educación intercultural, al rescate de sus saberes ancestrales. Este ha sido uno de los avances que desde la Coordinadora de Pueblos Indígenas Chorotegas[6] han venido trabajando desde la revitalización de los elementos de la cultura y el reconocimiento de la identidad cultural. Siendo un primer paso desafiante ante el Ministerio de Educación para que se logre impartir en las escuelas rurales y urbanas la historia y cultura local.

En este sentido, el rescate de la historia oral, de la cotidianidad, de las relaciones sociales entre hombres y mujeres es de suma importancia de resaltar en la propuesta y fortalecer los procesos locales de auto identificación como pueblos indígenas desde las aulas de clases para los distintos niveles que se atienden a nivel urbano y rural.

Los indicadores sobre el acceso y condiciones de la educación para los pueblos indígenas del norte de Nicaragua, reflejan que existe la necesidad de enrumbar las políticas educativas donde se incluya la calidad en la atención a la población estudiantil. En términos de infraestructura, y principalmente en las zonas rurales, donde está asentada la mayor parte de la población indígena, las condiciones son difíciles. De igual manera la situación pedagógica presenta dificultades al no contar con personal docente, aulas bien definidas, mobiliarios, salarios que retengan al personal capacitado, así como las condiciones materiales que propicien la educación.

En esta zona, la deserción escolar es una realidad que responde a las condiciones de pobreza y desigualdad de su población. Es así que la mayoría de los niños y niñas en edad escolar se dedican a trabajar para mejorar las condiciones económicas familiares. Siendo la desnutrición, el trabajo infantil y la deserción escolar los principales problemas a solucionar en la zona.

A modo de reflexión

La educación intercultural en Nicaragua presenta grandes vacios, aunque se reconoce el carácter multicultural y multiétnico de las poblaciones indígenas.

Las políticas educativas están diseñadas desde la lógica del grupo étnico dominante, quedando relegados las realidades culturales diversas y saberes ancestrales. Es necesaria la elaboración de políticas educativas en todos los niveles de la educación formal, las cuales estén concatenadas, con pertinencia, equidad e incluyente de la interculturalidad.

La efectividad de la educación intercultural en Nicaragua es posible mediante se avance en la búsqueda de espacios de reflexión, la disposición de trabajo de las instancias correspondientes y el interés de asumir la tarea de resignificar las categorías epistemológicas y romper con el modelo hegemonizado de los grupos dominantes. Que retomando lo planteado por Gómez (2010: 55) estudiar nuestras realidades representa una tarea ardua por la complejidad que la compone, representa el desafío de pensar que nuestros problemas puedan ser iluminados con la racionalidad propia del logos americano.

Es fundamental la formación del capital humano, como elemento básico para el desarrollo de los pueblos indígenas. También se deben proyectar la participación activa y alternativa de los pueblos indígenas en la necesidad de fortalecer las relaciones dialógicas entre culturas.

Bibliografía

Arríen, Juan Bautista. “Cultura de paz y seguridad”. En: Revista Cuatrimestral del Instituto de Investigaciones y Acción Social “Martin Luther King” UPOLI, Cultura de Paz, Nº 43, Año XII, septiembre-diciembre, 2007 (Págs.8-12).

Constitución Política de Nicaragua y sus reformas. Managua, agosto 2003.

Díez Jorge, María Elena y Mirón Pérez, María Dolores. “Paz y género: debates y coincidencias sobre un binomio imperfecto” En: Revista Cuatrimestral del Instituto de Investigaciones y Acción Social “Martin Luther King” UPOLI, Cultura de Paz, Nº 51, Año XVI, junio-octubre, 2010. (Págs. 12-20).

García Canclini, Néstor. Diferentes, desiguales y desconectados. GEDISA editorial, Barcelona, 2006.

Sánchez Almendárez, Josué, et. al. Mozonte un pueblo milenario. Experiencia de la reorganización del pueblo indígena de Mozonte. Imprenta Montes Agustinos, Pueblo Indígena de Mozonte-TROPISEC-EDISA. Estelí, septiembre 2002.

URACAN. Memoria Intercambio de Dirigentes Gremiales de la Educación Superior sobre Reivindicación de Derechos e Inclusión. URACAN, Bilwi, junio 2009.

URACAN. Memoria Primer Intercambio de Experiencias, Conocimientos y Saberes para el abordaje de la Interculturalidad y el Buen Vivir de los pueblos, desde la Educación Superior. URACAN, Corn Island, abril 2009.

Vergara Fregoso, Martha, et.at. Educación intercultural: un estudio en las comunidades indígenas de Jalisco. 1ª edición, Editorial de la Noche, Guadalajara, Jalisco, 2008.

Téllez, Dora María. Exclusión política de jóvenes, mujeres y pueblos indígenas: propuestas para la reforma política en Nicaragua. FRIEDRICH EBERT STIFTUNG. Managua, 2009.

Gómez Santibáñez, Guillermo. Pensar Latinoamérica:¿Qué son los Estudios Latinoamericanos? En: Revista Cuatrimestral del Instituto de Investigaciones y Acción Social “Martin Luther King” UPOLI, Cultura de Paz, Nº 51, Año XVI, junio-octubre, 2010. (Págs. 52-56).



* Antropóloga e investigadora del Centro Interuniversitario de Estudios Latinoamericanos y Caribeños CIELAC-UPOLI, Managua, Nicaragua.

[2] Rector de la Amawtay Wasy. Ecuador. Conferencia Magistral: “La interculturalidad en la educación superior: alcances y desafíos”.

[3] “El Consejo Nacional de Universidades, construyendo caminos hacia la educación superior intercultural para el buen vivir, vivir bien y el vivir con dignidad de los pueblos”, que se llevó a cabo con esfuerzos de la URACAN/CNU, los días 2 y 3 de septiembre del 2010 en la UNAN-Managua.

[4] Por sus siglas; Región Autónoma del Atlántico Sur y Región Autónoma del Atlántico Norte.

[5] Los 22 pueblos indígenas son: El Ostional, Nancimí, Salinas de Nagualapa, Urbaites Las Pilas, San Jorge Nicaraocalli, Veracruz del Zapotal, Monimbó, San Juan de oriente, Nindirí, Sutiaba, Virgen del Hato, Santa Rita de Onalá, Jinotega, Sébaco, Matagalpa, Muy Muy, Litelpaneca, San José de Cusmapa, San Lucas, Totogalpa, Mozonte, Santa Bárbara y san Antonio de Padua, en los departamentos de Rivas, Masaya, Chinandega, León, Jinotega, Matagalpa, Madriz y Nueva Segovia.

[6] La CPICH, aglutina a los 5 pueblos indígenas chorotegas del norte de Nicaragua; Mozonte, Telpaneca, Totogalpa, San José de Cusmapa y San Lucas.